A INÉS DÍAZ RENGEL

ELLA EN EL TIEMPO

AMOR QUE NO CESA

QUIERO

LA HIGUERA

En Córdoba por la Paz

Narrando en Punta Umbría

NARRANDO EN CÓRDOBA POR LA PAZ

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viernes, 29 de mayo de 2009

PARA MI HERMANA DOMI

D adivosa, emprendedora, buena.

O rgullosa de los suyos, por lo que puede dar gracias.

M ujer de ideas firmes y claras. Repartiendo mucho amor.

I nteligente, poeta, sentimental y de lágrimas a flor de piel.

Con mucho cariño de tu herma Inés

jueves, 28 de mayo de 2009

AMIGOS










AMIGOS
Y fue el astado
el que siguió sus pasos,
por el verde campo
de trigo cimbreante.
Con la testuz su cuerpo
iba empujando,
no quería que se quedara rezagado.
Y así jugando uno y otro,
llegaron de noche a la estacada,
y en el trigo cimbreante descansaron.
La luna esclareció su mente,
emprendiendo al alba su camino.
Sus cuerpos desprendían vapor
húmedos por el rocío.
El uno al otro,
ya no le dio más capotazos,
quedando indultado su destino.
Inés Mª Díaz

VIDA Y TIEMPO



















VIDA Y TIEMPO
Vida y tiempo que pasa inexorable,
que siempre surcos va dejando.
Vidas marcadas por la huella
que el tiempo, tiempo va sellando.
Piel ennegrecida y ajada,
que la vida ha ido esculpiendo.
Vida que llega y pasa.
Tiempo que pasa y rompe
como huracán enfurecido.
Ilusiones sin dueño.
Ilusiones sin vida.
Sueños que no se realizan.
Vida falta de tiempo.
Tiempo sobrado de vida.

Inés Mª Díaz

lunes, 25 de mayo de 2009

ENTRE AZUL Y GRIS



















ENTRE AZUL Y GRIS
Apoyada en el alféizar de mi ventana,
miro al cielo y observo,
que el gris se entrelaza con el azul,
queriendo asomar
algunos destellos de sol.
En el horizonte, el gris es más intenso,
de vez en cuando es cortado por un rayo,
anunciando que pronto lloverá.
Cierro la ventana,
empieza a llover y siento frío.
Pienso que así es la vida,
entre azul y gris,
esperando siempre que pase la tormenta,
que su estancia sea breve y el azul prevalezca
Aunque el ocaso de la vida
siempre sea gris.

Inés Mª Díaz

MI CALLE


Es ancha, larga y hermosa; donde viví los mejores años de mi juventud. Presumiendo siempre de arboleda, antes de lilas. Hoy de naranjos, y en ella, el aroma del azahar te envuelve.
Aunque ha evolucionado, yo me remonto a aquellos años, en los que si no había polvo, había barro. Olía a marisma, a carbón quemado que el tren desprendía cuando se alejaba.
Calle de festejos y juventud alegre, creando sus fiestas para divertirnos. ¡Cuántos cántaros y búcaros rompimos jugando a la “tumbeta”!
En Navidades, nunca faltaba el coro de campanilleros, que dirigía y cantaba Pepe “de la Nora” ( hijo), al que todos acompañábamos.
Chistes, canciones, flamenco; de todo fue testigo “la piedra de la Nora” Era como todos los bancos de una plaza juntos, y de los pequeños el escenario. En ella se podía tomar, el sol en Invierno y el fresco en Verano.
Recuerdo: El despertar, con el tintineo que traían las cabras de “Canea”; era gracioso ver como las ordeñaba en el momento que salían las clientas.
En Verano, salir corriendo a la hora de la siesta a comprar, cuando oíamos el carrillo de los helados y al hombre pregonando: ¡Helado, mantecado, “chambri”¡
El perfume que desprendía las guirnaldas de jazmines. Los frascos de colonia de “Isabel María”, que comprábamos en la tienda de Roque, para felicitar a las amigas.
Al llegar la primavera, se respiraba a fiesta, a romero, a azucenas, a tierra mojada, al aroma que desprendía el aceite cuando se hacían los dulces fritos.
Al llegar el mes de mayo, se celebraba la fiesta de la Cruz. En el pueblo había varias, una de ellas en mi calle, que era expuesta cada año en una casa. La adornaba de tal forma, que parecía una preciosa joya en su estuche de raso, cuyos destellos deslumbraba a todo el que se acercaba.
Luisa Romero y Cardeña eran los decoradores, aunque tenían muchas colaboradoras entre las hermanas de la Cruz. Cada año cambiaba de color y forma.
A las tres de la tarde, con el repiquetear de un almirez, se llamaban a las hermanas para rezar la novena.
Cohetes, música, baile.
¡Cuántas sevillanas se han bailado en esa calle!
Y los que tenían novia o novio de la otra Cruz, deseaban que se marcharan, para poder bailar con los de su hermandad.
Y llegó la procesión. Calle engalanada. Mantillas, y todos con sus mejores galas.
Bandas de música de fuera. En esos días, cualquier cosa era motivo de alegría: Como hacer cadenetas o flores en los doblados, para adornar la calle. Oír el tamboril al alba.
Una de las veces que fui hermana mayor y yendo delante del paso de la Cruz, tiraba los cohetes Antonio ¨Pilonga¨, en vez de apuntar hacia arriba, apuntó hacia mi. Cuando vi venir el cohete, corrí hacia un lado y como había mucha gente, con las puntas del cetro le di a una mujer (de la otra Cruz) en la frente. Cuando vio que sangraba, ella se enojó. Como si con un cohete detrás, alguien pudiera decir: ¿ Por favor, me deja pasar?
Si alguien quiere saber cómo se llama mi calle: Se llama San José.

INÉS Mª DÍAZ

MICROCUENTOS

Bastó un solo beso para que el príncipe se volviera rana.

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Los zapatitos de cristal se le clavaron en la piel y no
podía avanzar, quedando privada de libertad.

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Gracias a lo que guardó la hormiguita, la cigarra vivió
cantando a la vida.

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Cuando subió al tren diabólico, no sabía que daría tantas
vueltas.

Inés Mª Díaz

LUCIÉRNAGA













LUCIÉRNAGA
Como la luciérnaga,
me hubiera gustado ser brillante,
desarrollar mi inteligencia intensamente,
más, igual que en muchos casos,
como la hembra,
he carecido de alas siempre,
me conformé con poca cosa
y mi ignorancia ha sido mi derrota.
Como un crepúsculo,
espero la vigorosa luz que me alumbre.
Procuro vivir el día a día
y cuanto más aprendo, atisbo
que mi ignorancia es ilimitada.
Estoy convencida,
que mi don es brillar con luz propia
entre los míos,
tratando que reverbere en un sentido positivo.
Intento a los que me rodean,
no ensombrecerles.

Inés Mª Díaz

ÁCARO













ÁCARO
No puedo permanecer en esta casa
lúgubre y húmeda.
Soy alérgica al ácaro
y estaría estornudando
noche y día,
sin parar de rascarme la nariz,
con los ojos enrojecidos e inflamado.
Es como si ese minúsculo bicho,
invisible a simple vista,
se adheridse a las paredes
de mis fosas nasales
y trepando, trepando hacia mis ojos,
como si llevara plumas en sus patas,
corriera de un lado para otro,
hasta quedar mis ojos ensangrentado.
Esperando que llegue el antihistamínico.
Me he cambiado a un piso soleado.

Inés Mª Díaz

sábado, 23 de mayo de 2009

COMO UNA OLA















COMO UNA OLA
Y después de darle vueltas
a tantos pensamientos y recuerdos,
buscando una palabra
que diera significado
a toda esa amalgama que sentía,
me quedé dormida.
Soñé que me encontraba
en la orilla del mar,
una ola llegaba efervescente
y bramando se alejaba,
llevándose con ella
lo que en su arrastre podía.
Entonces desperté
y supe que era amor la palabra que buscaba,
como una ola llega chispeante,
al retirarse, en ese torbellino de emociones
se lleva lo mejor de sus edades.
Entonces me acuerdo
de cuántos momentos he malgastado
cuando el amor era compartido.
A veces estás ensimismada
en otros menesteres
y abandonas lo que también es importante
sin dignificar ese tiempo,
creyendo que esa época es eterna.
Y no decidme que…
“nunca es tarde para amar”,
y alabo el que así lo sienta,
porque jamás podrá ser
igual que aquellos años,
estas fechas.

Inés Mª Díaz

lunes, 18 de mayo de 2009

CALOR















CALOR
Sol que con tus rayos me abrasa,
que en tiempo de estío me desploma,
deseo un verano de ocio compartido
y aquí me tienes encerrada.
No soporto la flama que tus rayos producen,
prefiero no salir de casa.
Tengo tan malos recuerdos…
Por ser rubia, te ensañabas con mi cuerpo,
levantándome ampollas
y como una serpiente mudaba la piel,
nunca pude estar morena, sí, roja como una amapola.
No se conocía protección, solo cremas bronceadoras.
Quizás tengamos la culpa,
que tus brazos opriman con fuerza nuestro cuerpo,
por los espacios ennegrecidos, quemados,
unos por la mano de insensatos,
otros cuando tus rayos reverbera
en espejos que abandonan incívicos en el campo.
Nos estamos quedando sin árboles.
Modera tu poder,
por culpa del calor
nos quedaremos sin agua y sin bosques
y aunque sé que tu calor también es necesario,
en verano sufro por ello.

Inés Mª Díaz

sábado, 16 de mayo de 2009

A UNA POETA EXTREMEÑA

















A UNA POETA EXTREMEÑA
(mi amiga Adelaida)
Quiero definir con frases bellas
cómo eres, cómo sientes,
no sé si podré,
no soy poeta.
Escribo…mis sentimientos.
Ser poeta es algo más serio.
He cogido folio y pluma,
y que ella escriba lo que piensa de ti:
Mujer de raíces asidas a su tierra,
con nostalgia a lo que en tiempo vivió.
Momentos valiosos,
y que ha sabido reflejar en su poesía
como lo haría un gran poeta.
La Nava, origen de su existencia,
puede sentirse orgullosa,
ama a sus costumbres y a su gente.
Gran admiración sentí
y la alegría en su rostro
al hablar de La NACENCIA,
(El miajón de los castuos)
y que razón tenía,
encierra tanta belleza…
Exaltando al más pequeño artilugio,
como, “Oda al chozo extremeño”,
a los aperos del campo,
a la encina, al olivo, a la viña,
a todo lo que huele a Extremadura,
su familia,
su primer regalo,
¡Su gran amor!
Tomo mi pluma para decirte:
Puedes sentirte orgullosa,
sigue y deléitanos con tus poemas,
tus odas.
Inés Mª Díaz

viernes, 15 de mayo de 2009

ANSIAS DE LIBERTAD














ANSIAS DE LIBERTAD
Como paloma enjaulada
que se encuentra prisionera,
mirando hacia el exterior
siempre detrás de la reja,
deseando
que esos barrotes se abran
para emprender su aleteo,
pero después de mucho tiempo
privada de libertad,
sus alas,
las tiene anquilosadas
y ya no puede volar.
Tiene que volver a su jaula,
aunque bonita y hermosa,
ve, que a sus crías
ya no puede ayudar.
Ya no arrulla
y sus vuelos
reducidos siempre están.
Sufre,
porque ha vivido siempre
y seguirá viviendo
con ansias de libertad.

15/4/06 Inés Mª Díaz

jueves, 7 de mayo de 2009


De Ocnos, La casa, Luis Cernuda

miércoles, 6 de mayo de 2009

TE ECHO DE MENOS















TE ECHO DE MENOS
Madre, no te siento respirar,
tanto tiempo a mi lado
que te echo de menos,
aunque es ley de vida
y estabas muy mal,
siento no tenerte
Me hago mayor,
estoy cansada,
pero eso no es óbice
para no sentir el vacío
que has dejado en mi alma.
Tu respiración,
ya no me hará compañía.
Mañana, por primera vez
en mucho tiempo,
no pondré el despertador,
ni tendré que quitar pañales,
ni machacar píldoras,
ni sufrir por esos golpes de tos
cuando comías,
ni esperaré a la enfermera,
no iré tanto a la farmacia,
ni visitaré a la médica,
pero lo mismo en tu vida
como en la enfermedad
fuiste buena,
por eso, el tenerte a mi lado,
siempre lo echaré de menos

29/7/2007 INÉS Mª DÍAZ

A Juan Ramón Jiménez en su pueblo


Y después del maratón memorizando a platero, debo dedicarte unas palabras de admiración y sentimiento.Hasta que he desgranado a este burrillo en su totalidad, no he llegado a comprender que siempre fue para ti: tu confidente, tu amigo, compañero y motivo de bellas inspiraciones.Que hermosura en tus palabras exaltando esas cosas cotidianas y que solo tú veías y que nadie observaba ni creían que existían .Tanto como leíste y pensaste en tu querida Colina roja, no pudiste imaginar que estos locos Fahrenheit a Platero iban a memorizar.Que belleza describiendo innumerables escenas. En el campo, por las calles de tu pueblo, a niños sanos y enfermos, a granada, sandias, mandarinas, a todas clases de flores, de animales, como la perra parida que desquiciada buscaba a sus pequeñitas crías. A días de lluvia y sol, a los pinos y en especial el de la Corona que tanto cobijo dio. Esas bellas puestas de sol sobre el río y con un libro en la mano, es lo que más deseabas. Sin olvidar el coche de línea que salía de Moguer a la estación del tren de San Juan. Personajes de tu pueblo que te gustaba estudiar. Ni mariposas ni abejas, pasaban inadvertidas.Innumerables momentos imposibles de nombrar, bonitos y entrañables, como Platero en el cielo y su homónimo de Cartón. Y ese ha sido el motivo que a pequeños y mayores, los ha cautivado a todos y que en nuestros corazones se haya quedado prendido. Inés Mª Díaz














AMOR EN TIEMPOS DIFÍCILES

Malgrat de Mar, burguesía.
Risa de cascabel y mirada serena.
Tu tesón, el preludio del enlace con Juan Ramón.

Zenobia, ¿qué viste en él que tanto te cautivó?
¿Te bastó saber que ya sólo miraría
en el cristal de tus ojos
hasta el final de tus días?
¿fueron tal vez sus versos de amor,
su canto al perfume de las rosas, de los lirios,
a la colina de los pinos,
al trinar de los jilgueros, lo que a ti te enamoró?
Y es que su cuerpo rezumaba
el aroma de los campos y el amor a su Moguer.
Tu alegría compensaba la que le faltaba a él.
Fue tu risa cantarina la que le dejó extasiado y tu gran sabiduría.
Pionera en aquel tiempo de ideas y profesiones.
Traducías a Tagore y corregías a J. R.
y en tu diario, preservabas historias conmovedoras
que acontecían durante el día.

A cuánto renunciaste… por estar cerca de él.
Si le veías taciturno, preparabas excursiones,
él gozaba como un niño y tú sentías regocijo.

Fuiste para él, todo,
Inteligencia, corazón, alegría, vida
¡SU GRAN AMOR!

Muy poco saboreaste su Premio Nobel,
horas, podríamos decir.
Su amor por ti era infinito
y al no poder disfrutar de tu alegre compañía,
le fue imposible vivir y se fue tras de ti.

Inés Mª Díaz Rengel

NOSTALGIA



















N O S T A L G I A
Lo busca entre sus versos
y no lo encuentra,
apenas un recuerdo agazapado.
Ante un mar hermético se desnuda
después de un apasionado amor.
Corría bondad por sus venas
y pinceladas de machismo
que no evolucionaba.
Sus pensamientos iban
por otros derroteros.
Un sacramento no obliga
a ser tenencia de nadie,
su vida es solo suya.
En libertad, se sentía prisionera,
necesitaba amar sin atadura.
Había choques de ideas,
apropiación de voluntades,
anulación de sentimientos.
Aunque estuviera cerca,
nunca llegaba a tiempo.
Sentía que el amor agonizaba,
y sus alas con fuerza tener que remontar.
Esto la iba reconcomiendo,
pasando inadvertido para todos.
Con él se fueron en plenitud
todas sus edades,
quedando en orfandad su amor.
Será por eso,
que en su corazón esté como ausente.
No lo puede negar,
a pesar de todo había enamoramiento,
alabanzas y flores
y noches de estrellas esperando el alba.
Decía…lo mejor que le había pasado, conocerla.
Amar a su manera,
pero ella necesitaba comprensión.
Ahora, irá envejeciendo
y sentirá por él nostalgia.
Le tocó vivir en otro tiempo.

Inés Mª Díaz