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miércoles, 22 de julio de 2009

DÍA DE AMASIJO















DÍA DE AMASIJO
Apenas tenían treinta años,
aunque parecía cuarenta.
Inés, siempre de marrón
de gris, vestía Manuela ,
promesa, siempre promesa
¿Por qué este atuendo? La guerra
Con pañuelo en la cabeza
que ellas llamaban de “yerba”
y también un delantal
que la rodeaba entera.
Inés, rubia y tostada,
Manuela , algo morena.
Frente de las casas: el horno,
con la bóveda encalada,
zócalo de color siena,
puerta de hierro pintada,
larga pala de madera.
Le dijo Inés a su cuñada:
hoy nos toca hacer el pan.
.Con las mangas arremangadas,
en un lebrillo muy grande
de barro y color castaña,
iban echando la harina
por el cedazo pasada,
sonando una musiquilla
cuando el aro golpeaba.
Una frente de la otra,
los puños metían y sacaban
y trabajaban la masa,
como si en ring entrenaran.
Luego había que darle forma.
Los roscos que no faltaran
de tres o cuatro agujeros,
los niños así disfrutaban,
y del afrecho se hacia
tortitas para los perros.
El horno está caldeado,
con qué arte manejaban
esa pala de madera,
metiendo y sacando el pan,
que luego iba a una orza
(hasta el próximo amasijo)
Para poder conservar.

Inés Mª Díaz

10 comentarios:

ESPERANZA. G dijo...

Tiene unas imágenes preciosas, me llega hata el aroma a pan recién hecho

Anónimo dijo...

Uyuyuyyy, cuantos recuerdos...el lebrillo...el amasar del pan...los pañuelos negros en la cabeza...eres un sol trayendo estas maravillosas vivencias.

Un abrazo

María Socorro Luis dijo...

He vvisto a mi madre, pala en mano y el horno al fondo de la cocina...Ha sodo un placer encontrarte, ya no te dejaré.

Gracias y un abrazo en la poesía.

Soco

Inés María Díaz dijo...

Hola Esperanza, es el progreso lo que hace que nos nos llegue ese olor a pan caliente. Muchos besos para ti, Inés

Inés María Díaz dijo...

Adelfa, parece que fue ayer cuando las veía haciendo lo que en aquel tiempo se hacía en el campo. Un beso, Inés

Inés María Díaz dijo...

Este horno estaba frente de la casa y lo mismo hacían el pan que dulces para cualquier fiesta, para los niños era un disfrute. Muchos besos, Inés

stella dijo...

Inés, ¡que delicia querida amiga ha sido leer estos versos, hasta me ha parecido sentir el calor del horno y ese bendito olor a pan
Un beso enorme
Stella

Inés María Díaz dijo...

Gracias Stella, ya sabes, vivencias de mi infancia. Besos para ti, Inés

María BlancaNieves dijo...

Memorias que nos inyectan calidez, y porqué no, también vida. Si alguien llegase a mi puerta para advertirme que debo elegir una época en la cual yo desee volver a nacer, pediría esa, la más pura; pese a las cruentas guerras. Pediría aquella donde los sueños aún palpitaban cada día en el corazón del ser humano, donde la derrota no era conocida y la inocencia un privilegio. Poder oler la fresca humedad del campo y hacer de cuenta que estoy en el edén. Hoy, todo es tan sucio y artificial. Ay, Inés, qué belleza de poesía la tuya.

Te abrazo con toda mi alma.

Inés María Díaz dijo...

Son recuerdos muy felices de mi niñez, que si con el desarrollo se ha ganado en muchas cosas, hay otras de aquellas que no serían pagadas por nada. Besos, Inés